La historia empezó cuando un grupo de enfermeras que trabajaban en un hospital iniciaron una campaña de concientización sobre el cáncer de mama durante la cual portaban un lazo rosado en sus uniformes. El impacto simbólico que el lazo rosado tuvo llamó la atención de Alexandra Penny, editora de la revista Self, junto a la vicepresidenta de Estée Lauder, Evelyn Lauder. Ambas organizaron en 1992 la segunda campaña de Concientización sobre el Cáncer de Mama y distribuyeron lazos rosados por todas las tiendas de cosméticos en Nueva York.
El objetivo principal del lazo rosado es concienciar sobre el cáncer de mama.