El aire de Sitges de calidad

Según el Servicio de Vigilancia y Control del Aire, la evaluación de Sitges no supera en ningún caso los valores límite legislados en la normativa vigente.

La Evaluación de la calidad del aire se realiza por zonas, de forma que Cataluña está conformada por 15 zonas según las emisiones y las condiciones de dispersión. Sitges pertenece a la zona de calidad del Aire 3, que engloba Penedès y Garraf. En Cataluña el responsable de evaluar la calidad del aire es el Servicio de Vigilancia y Control del Aire, a partir de los datos recogidos con la Red de Vigilancia y Prevención de la Contaminación Atmosférica (XVPCA), que las envía a la Administración del Estado ya la Comisión Europea.

La evaluación de la calidad del aire en los últimos 5 años en esta zona demuestra que los niveles de dióxido de azufre, monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, benceno, plomo, partículas en suspensión de diámetro inferior a 10 micras y las inferiores a 2.5 micras, son inferiores a los valores límite legislados en la normativa vigente. Tampoco han superado los valores objetivo establecidos en la legislación los niveles medidos de arsénico, cadmio, níquel y benzo (a) pireno.

Respecto a las medidas de ozono troposférico, no se ha superado en ningún punto de medición el valor objetivo para la protección de la salud humana. También son inferiores a los valores límite los resultados de la evaluación de los niveles del resto de contaminantes establecidos en la normativa, a partir del inventario de emisiones y las condiciones de dispersión de la zona.

Según el concejal de Territorio, Sostenibilidad y Vivienda, Jordi Mas, «en Sitges no sólo tenemos un entorno natural incomparable que conjuga mar y montaña, sino que también tiene calidad del aire que respiramos, un valor fundamental para asegurar la calidad de vida, la salud de las personas y el medio ambiente». Y es que la Organización Mundial de la Salud hace tiempo que advierte de que la calidad del aire tiene un efecto directo en la salud de las personas.

Las Zonas de Calidad del Aire (ZCA) consideran entre otros aspectos las condiciones de dispersión de los contaminantes, que dependen básicamente de la climatología y la orografía, así como las emisiones, que representan una variable que puede cambiar rápidamente.

En esta línea, el Gobierno de Cataluña trabaja para hacer realidad un modelo de prevención en salud pública y ambiental, que apuesta por la innovación, cree en el concepto de smart cities y que se plantea como fecha límite en 2020. «Desde el Ayuntamiento apostamos también por este modelo más sostenible y respetuoso con el entorno con un alumbrado público de bajo consumo y potenciando el uso del transporte público para ahorrar las emisiones contaminantes «, asegura Jordi Mas. Para poder hacer frente a la mejora de la calidad del aire es necesaria la implicación de aspectos económicos importantes y también de rutinas cotidianas que se pueden mejorar individualmente con pequeños gestos, ya que las principales fuentes contaminantes provienen de la actividad humana sobre las que sí se puede actuar. El otro fuente contaminante proviene de procesos naturales que se deben a fenómenos propios de la dinámica del planeta y, por tanto, son incontrolables o autorregulables.

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