Fotografia: https://clubmarsitges.com/
Sitges, 24 de mayo de 2025 –
La cuenta atrás ha comenzado para el emblemático Club de Mar de Sitges. Tras décadas de incertidumbre y batallas legales, la aplicación de la Ley de Costas dictará sentencia definitiva sobre la centenaria estructura, que se prepara para ser derribada en las próximas semanas.
La noticia ha caído como un jarro de agua fría en la localidad, generando un sentimiento de tristeza y resignación entre vecinos, socios y amantes del litoral sitgetano.
Construido a principios del siglo XX, el Club de Mar no es solo un edificio; es una institución, un punto de encuentro y un testigo mudo de la evolución de Sitges.
Sus muros han albergado incontables regatas, eventos sociales, y ha sido el hogar de generaciones de navegantes y amantes del mar. Su silueta, inconfundible en el paseo marítimo, forma parte indisoluble de la postal más reconocida de la villa.
La Ley de Costas, en su afán por proteger el dominio público marítimo-terrestre, establece que las construcciones levantadas en esta franja deben ser demolidas o, en su defecto, revertir a su estado natural. A pesar de los esfuerzos de la directiva del Club de Mar y de diversos colectivos locales por encontrar una solución que permitiera preservar la estructura, los informes técnicos y las decisiones judiciales han sido inflexibles.
«Es un día muy triste para Sitges», lamenta emocionada Maria Dolors Rovira, vecina de toda la vida y socia del club desde su juventud. «Ver cómo desaparece es como arrancar una parte de nuestra historia, de nuestra identidad. Aquí hemos celebrado bodas, bautizos, y hemos visto crecer a nuestros hijos aprendiendo a navegar. Es mucho más que un club, es un pedazo de nuestra alma».
La decisión del derribo no solo implica la pérdida de un patrimonio arquitectónico y sentimental, sino también el impacto en la actividad náutica y social que el club ha generado durante décadas.
Aunque se barajan alternativas para reubicar algunas de las actividades náuticas, la esencia del Club de Mar, su ubicación privilegiada y su arraigo histórico, son irreemplazables.
En los últimos días, el ambiente en el club es de melancolía. Socios y antiguos empleados se acercan para despedirse de sus rincones favoritos, rememorando anécdotas y compartiendo la tristeza del inminente final.
Las fotografías del edificio, que hasta ahora eran un recuerdo casual, se convierten en tesoros, capturando la última estampa de un icono que pronto pasará a ser solo un recuerdo.
El ayuntamiento de Sitges, consciente del profundo impacto emocional que esta demolición generará, ha manifestado su apoyo a la comunidad y ha reiterado su compromiso de trabajar para minimizar las consecuencias y explorar futuras opciones para el desarrollo de actividades náuticas en la localidad.
Mientras el ruido de la maquinaria pesada se perfila en el horizonte, Sitges se prepara para decir adiós a uno de sus símbolos más queridos.
El derribo del Club de Mar, dictado por la fría letra de la ley, dejará un vacío en el paisaje y en el corazón de la villa, pero su legado perdurará en la memoria de todos aquellos que, durante más de un siglo, lo consideraron su segundo hogar junto al mar.
